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La realidad es que no todos pueden trabajar desde casa; el trabajo o las condiciones de cada persona son diferentes y toca adaptarse a cada situación.
La pandemia por la cual hoy en día está atravesando nuestro país y el mundo entero, no solo nos vino a mostrar lo vulnerable que somos, si no también vino a revolucionar la economía, la educación, el modo de vida, etc. Y, sobre todo, pone bajo la lupa la importancia que tienen las acciones individuales frente a las colectivas: lo que uno puede hacer para contener un peligro afectará a cientos de personas cuyo rostro todavía ni conocemos, poner sobre la mesa que ser consiente y colaborativos siempre hará la diferencia.
Dentro de todos los retos a los que nos enfrentamos en este momento, la solidaridad es una de las más apremiantes. Conocemos que hoy en día emprender o auto emplearse es lo más predominante y la opción que hoy funciona más, lo cual nos impulsa a ayudar al prójimo, trabajar en equipo y dejar las diferencias a un lado.
En 2018, se pronosticaba que el 80 % de los trabajos podrían ya realizarse bajo el modelo de home office para este año, pues gracias a un estudio publicado en El Heraldo de México Citrix, ya se pronosticaba que este formato crecía en popularidad, tanto por los estilos de vida de nuevas generaciones, como por las exigencias que la vida laboral promedio presenta.
Sin embargo, no todos los sectores ni todos los trabajadores tienen la posibilidad de laborar desde casa. Ya sea por la infraestructura en la que se mueven (los que son parte de la industria de la producción de materias primas y manufactura) o, por otro lado, están dentro de los servicios como los bancos o dependencias de gobierno.
Tomando como base lo anterior, es buen momento para preguntarnos… ¿Será tiempo de replantear la forma en que se prestan algunos de estos servicios? Cuando pase esta etapa tan crítica sería de locos que no surgieran cambios significativos, tanto en beneficio de los que no cuentan ahora con prestaciones, sindicatos y beneficios básicos, como para aquellos que han descubierto cómo simplificar, por ejemplo, trámites burocráticos.
Pero lo urgente no deja tiempo para lo importante; por esta razón es indispensable considerar algunos puntos para los tiempos en que nuestro trabajo no nos permita quedarnos en casa.
Con 2,295,345 casos confirmados en México al 15 al de abril de 2021 y 211,213 fallecidos a causa del COVID-19, nunca es demasiado repasar lo que se ha dicho desde hace tantas semanas:
El virus del COVID-19 se transmite cuando entramos en contacto con las gotículas que un infectado dispara cuando tose o estornuda y luego tocarnos la cara de manera inconsciente. Por eso es importante invertir 20 segundos para lavarnos las manos con agua y jabón, cada vez que sea posible.
Esto deberíamos hacerlo todo el tiempo, sin embargo, una pandemia nos lo tuvo que recordar: si nos cubrimos la boca con la mano al estornudar, lo que tocamos recibe el virus. Si nos tapamos con el codo o un pañuelo desechable, es más seguro.
Puede sonar exagerado, pero no sentirás lo mismo si alguien estornuda justo detrás de ti en la fila del banco. Así se evita que se propague el virus y respetamos el espacio personal del otro.
Esto previene que, si no has tenido oportunidad de lavarte las manos o al menos usar desinfectante con base de alcohol, no te contagies a ti mismo después de usar el transporte público, por ejemplo.
La más complicada de todas: las cadenas por WhatsApp, los estados de Facebook alarmistas y las historias que le pasan al «amigo de un amigo del vecino que vive junto a mi primo» no ayudan en absoluto. Los medios de información están haciendo un esfuerzo para desmentir rumores o noticias falsas, así que, por el momento, no pongamos mucha atención a las cadenas de nuestras tías y solo comuniquemos noticias oficiales.
Poco a poco los gobiernos federal y estatal están tomando más medidas, pero en verdad es importante considerar si esa salida al parque es necesaria, o si mejor te quedas en casa cuando no tienes que ir a trabajar.
Adiós a los saludos de mano o de beso con los amigos y colegas. Sé que varios se sentirán aliviados al dejar esta presión social de lado, aunque otros sentirán que hace falta el contacto humano. De cualquier modo: evítalo como medida de precaución.
Los lugares más sucios y posibles transmisores de enfermedades no se encuentran en el baño, sino en los lugares que más usas. Lo mismo con tu oficina. Al llegar, limpia con toallas desinfectantes lo que usas a diario y protégete.
Médicos, enfermeros, personal de instituciones de salud, policías y todos los que siguen trabajando para mantener los servicios básicos (recolección de basura, suministro de luz, agua, internet, gas, etc) son héroes. Pero eso no quiere decir que no puedes hacer nada desde tu trinchera. Haz lo que tienes que hacer para que tú y tu familia pasen de la mejor manera esta crisis, sin embargo, también recuerda que la salud de tu comunidad empieza contigo.
Si bien, no ha sido un camino fácil desde hace poco más de un año; la solidaridad, la conciencia y el respeto son las bases para continuar trabajando como sociedad y como país.
Todo pasa y esto también pasará; México es un país que se ha caracterizado por su empatía, por siempre ser resiliente ante la adversidad y esta no será la excepción, la pandemia llego para enseñarnos que podemos adaptarnos, podemos reaprender y sobre todo podemos salir adelante.
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